martes, diciembre 05, 2006

¿Quién comenzó la Navidad?

Lucky Ones [Loverboy]

Ayer estuve en un acto benéfico organizado por la Asociación Nuestra Señora de la Misericordia. El fin era recaudar dinero para ayudar a los pobres, sobre todo ahora que llega la Navidad. Ha habido varias cosas que me han llamado la atención, una de ellas era la "inclinación sexual" del acto, ya que debía haber unas 30-40 mujeres por cada hombre… "¡Cojonudo!" pensarán algunos, pero claro, el otro tema era la media de edad, que sobrepasaba de largo el doble de la mía, vamos, que mucha mujer pero la que menos podía ser mi madre, y muchas mi abuela. Aparte del buen rato que hemos pasado jugando al "bingo", que por cierto no nos ha tocado nada, lo que más me ha gustado de todo ha sido una pequeña "historia" que estaba en todas las mesas, y que paso a transcribir:

¿Quién comenzó la Navidad?



Una señora salió de comprar con sus dos hijos en vísperas de Navidad. Pasó varias horas en los grandes almacenes dándose codazos con la gente, todos con prisas, y escuchando a sus hijos que querían todos los juguetes que veían expuestos alrededor.


Finalmente, casi sin poder sostener los paquetes consiguió entrar con sus dos hijos en el ascensor, abarrotado de gente, que bajaba al garaje. Se sentía casi sin aliento por las prisas, las multitudes, y angustiada por los compromisos y trabajos que la esperaban para dejarlo todo listo, regalos y comidas, para las fiestas. Y ¡todavía le quedaba un montón de tarjetas de felicitación por contestar!



Se abrieron las puertas del ascensor en uno de los pisos y todavía entró más gente apretujando a los que estaban dentro. Entonces aquella señora no pudo más y exclamó malhumorada: "¡Habría que detener al que empezó la Navidad y colgarlo"!


- No se preocupe señora - respondió una voz tranquila detrás de ella-; ya hace tiempo que lo crucificamos.



Silencio total en el ascensor.


Creo que hay mucho que aprender de esta parábola, cuyo fondo es tan cierto como la vida misma. Lo que debería ser un tiempo de alegría, de pasar buenos ratos con familia y amigos, de ayudar a los que tienen menos (esto debería ser siempre, la verdad), todo esto lo hemos convertido en abundantes cenas, muchas de compromiso, gasto de dinerales en regalos, pareja, hijos, padres, hermanos, gastamos más de lo que podemos, o, al menos, de lo que debemos. El tan nombrado "Espíritu de Navidad" lo hemos transformado en "Espíritu del Corte Inglés". Quizás deberíamos volver a ver los tostones de películas yankees sobre navidad, todos con moraleja y magia, pero que realmente representan lo que debería ser la Navidad, al menos más que El Corte Inglés, Codorniú o La Jijonenca.

¡Feliz Navidad!